Cada día tenemos que meditar en la palabra de Dios, ya que ella es palabra viva y de edificación para nuestro cuerpo y alma.
Con ella conseguimos las fuerzas para cada día y es el medio de hablar con Dios.
“Nunca se apartara de tu boca este libro de la ley,
Si no de día y de noche meditaras en él,
Para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él esta escrito;
Porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.”
Josué 1:8
AMEN