Desde que decidimos aceptar a Jesús como nuestro Señor y salvador.
Pasamos a ser llamados hijos de Dios y a formar parte del cuerpo de Dios.
Por eso todos formamos parte del mismo cuerpo, espíritu.
Estamos todos en el mismo sentir.
“Un cuerpo y un Espíritu,
como fuisteis también llamados
En una misma esperanza de vuestra vocación.
Un Señor,
Una fe,
Un bautismo,
Un Dios y Padre de todos,
El cual es sobre todos,
Y por todos,
Y en todos.
Efesios 4:4-6
Amen