Tenemos que pedir sabiduría a Dios para hablar, para que nuestras palabras sean para la necesaria edificación de las demás personas.
Como cristianos sabemos que “somos la sal de la tierra” las demás personas ven algo distinto en nosotros. No saben él porque, `pero nos ven distintos, somos luz en las tinieblas.
Por eso hermanos tenemos que dar un buen testimonio y caer en chismes y habladurías no edifica a nadie.
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”
Efesios 4:29
Amen y Amen