Tenemos que meditar diariamente en la palabra de Dios.
Hablarla, cuando la leemos que sea en voz alta por que la palabra pronunciada con nuestra boca tiene poder.
Y lo más importante ponerlo en practica.
Así activamos la fe y la palabra cobra vida.
“Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios”
Romanos 10:17
Amen