El gozo del Señor nuestra fuerza es.
Cuando aprendemos a gozarnos delante de Dios, tenemos nuevas fuerzas.
Y tenemos que estar siempre en el gozo de Dios. Tanto en el día bueno, como en el día de la tribulación.
Si estamos en Dios nuevas fuerzas él nos da.
“Regocijaos en el Señor siempre.
Otra vez digo ¡Regocijaos!
Filipenses 4:4
AMEN