La tormenta vendrá y nos golpeara, pero sabemos que si nos aferramos a la Roca que es Jesús, él nos sustentara y la tormenta no nos destruirá.
Por eso hermanos atérrense con toda su alma y con todas sus fuerzas al único que es capaz de calmar el mar y detener la tormenta.
“Jehová, roca mía y castillo mio, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía en él confiare; mi escudo; y y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.”
Salmo 18:2
Amen