Jesús ya rompió todas las ataduras que como pecadores teníamos. Él rompió todo pacto y poder que Satanás tenia en nosotros. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro señor y salvador, él nos libera de todo el pecado. Y al ser bautizados nacemos de nuevo y ya somos hijos de Dios.
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que esta en vosotros, que el que esta en el mundo”
1 Juan 4:4
Amen